El origen de la educación pública en España está en las Cortes de Cádiz y en la Constitución de 1812, que se proclamó siguiendo los planteamientos ilustrados; implicó la llegada de un incipiente estado de derecho como en otros países europeos, pero hubo que esperar a la muerte de Fernando VII, en 1833, para que empezara realmente la construcción un sistema educativo.
Así, la ley de enseñanza primaria de 1838 estableció que la escuela pública debía ser sostenida por los ayuntamientos. Sin embargo, gran parte de la población no entendía el por qué y el para qué de la enseñanza, lo que se traducía en una escasa asistencia de los escolares.
Pese a ello, la ley establecía también, por primera vez, la obligación de los padres de procurar a sus hijos el grado de instrucción que pueda hacerlos útiles a la sociedad y a sí mismos. La Ley Moyano concretó posteriormente más esa obligación al establecerla entre los 6 y los 9 años, y estableció diferencias en la educación y el currículum de niños y niñas, sin plantear la educación de éstas más allá de la primaria.
Por ello, durante mucho tiempo la educación pública en España fue en realidad educación municipal. No obstante, a partir de 1920 y a través de la Oficina Técnica para la Construcción de Escuelas, el Estado subvencionaba total o parcialmente la construcción de edificios escolares, que en todo caso eran una iniciativa municipal, y las corporaciones locales debían aportar solares adecuados.
En Málaga, hacia 1834 y un poco antes de promulgación de la Ley de Educación Primaria, existía en la barriada de El Palo una escuela de primeras letras regentada por el maestro Antonio Rabanal. Dicha escuela se convirtió en pública, financiada en este caso por la Diputación, en 1842, por lo que se considera la primera de estas características en la ciudad. Cierra en 1845 por fallecimiento del titular.
Hasta el día 2 de diciembre de 1849 no se abren las dos primeras escuelas públicas financiadas por el Ayuntamiento, la Santa Ana en un local del antiguo Cuartel de Caballerías a cargo de Francisco de Paula Sánchez Domínguez y otra en Callejones del Perchel, regentada por Juan Domínguez Sánchez. Ambas son instalaciones deficientes de las que los maestros se quejan amargamente, lo que constituye una constante a lo largo del tiempo.
Las primeras escuelas de niñas se abrirían en 1850 en la calle Calvo número 45 y en la calle Lagunillas 38 y sus maestras Teresa Fernández Navarro y Dolores Ruiz Ruz, respectivamente, fueron por tanto las primeras maestras de la educación pública en la ciudad de Málaga.
Paralelamente, en 1852 pasan al Ayuntamiento cuatro escuelas provenientes de la Junta de Comercio situadas en las calles Cobertizo, Cerrojo 21, Refino 44 y Jara 38.
En 1871 había ya 16 escuelas públicas elementales en Málaga capital, 9 de niños y 7 de niñas, dentro de un marco todavía precario en el ámbito de la educación.
En 1876 había once escuelas de niños y siete de niñas, según Carmen Sanchidrián, repartidas por los barrios: dos en el centro (ésta del Postigo de San Agustín y otra en la calle de San Telmo, aneja a la Escuela Normal), una en la Trinidad, una en El Perchel, una en la Victoria, una en el Molinillo y una en El Palo.
Sus maestras entonces eran Estervina Magariño, Teresa Fernández, Rafaela Duque, Soledad Baena, Rita Carretero, Josefa López y Francisca Luque. Entonces las escuelas solían ubicarse en locales alquilados por el Ayuntamiento, lo que muchas veces provocaba un continuo peregrinar del maestro o maestra y su alumnado de un local a otro, generalmente de reducidas dimensiones y sin las adecuadas condiciones higiénicas. Hay testimonios de maestras que se quejaban de que estas deficiencias servían de excusa para que sus discípulas abandonasen los estudios.
De hecho, la asistencia de escolares que ya era reducida de por sí, disminuía aún más a lo largo del curso. A comienzos del siglo XX se intentaron implantar, con escaso éxito, algunas medidas como la Fiesta del Árbol o la compra de telas para las escuelas de niñas con el objeto de fomentar la asistencia de los escolares.
También se establecieron comedores (cantinas) escolares y roperos en las escuelas públicas para atender las necesidades del alumnado más desfavorecido, que constituía la práctica totalidad, ya que los hijos de las familias pudientes acudían a los centros educativos privados.
La precariedad era tal que la maestra Estervina Magariño, que estaba al frente de la Escuela de San Antonio en el barrio del Perchel, abrió una clase nocturna de adultas en 1894 sin retribución alguna.
En 1880, había en Málaga una escuela pública por cada 1.636 habitantes, cuando la media nacional era una por cada 736 habitantes. En cuanto a escuelas privadas las cifras eran igual de negativas: una escuela privada por cada 3.865 habitantes frente a 2.498 de media nacional. En total, 1.139 habitantes por escuela en Málaga y 560,88 en España.
De este modo, aún en 1900 solo la mitad de los niños en edad escolar estaban escolarizados, y los porcentajes de alumnos del grupo de edad en bachiller y la universidad eran muy reducidos y casi exclusivamente chicos. Las escuelas estaban absolutamente segregadas por sexos, no solo físicamente, sino que los contenidos que se impartían eran distintos para chicos y para chicas.
La Gota de leche
Otra de estas escuelas estaba situada en uno de los inmuebles de la calle de Ollerías, en concreto la Escuela Municipal Infantil, popularmente conocida como la Gota de Leche. Este nombre procede de una institución con origen en la Francia de finales del siglo XIX que a principios del Novecientos se extendió por muchas ciudades españolas. Estaba situada en un edificio próximo a la Casa Cuna o Casa de Expósitos Hogar de San José, propiedad de la Diputación Provincial, lo que da lugar a que se confundan ambas instituciones. Actualmente el solar está ocupado por el Centro Cultural Provincial.
El primer Consultorio de Niños de Pecho y Gota de Leche del país lo fundó en Madrid Rafael Ulecia en 1904 con el objetivo de proporcionar leche de vaca “maternizada” para las mujeres de cualquier clase social que no podían dar de amamantar a sus hijos. Entre las primeras Gotas que se crearon fuera de Madrid estaban las de Sevilla, Bilbao y Málaga, establecidas en 1906.
De todas formas, el origen malagueño de la Gota de Leche es aún más antiguo, ya que el 9 de septiembre de 1901, después de cinco años de gestiones, se inauguró en la casa de calle Ollerías la Hospedería de Niños Pobres, debida a iniciativa del exalcalde José Alarcón Luján y regida, al igual que otras instituciones de la ciudad, por las hermanas de San Vicente de Paúl. El centro tenía por principal finalidad el acogimiento diurno de los niños pequeños (hasta los tres años) de madres pobres para que éstas pudieran trabajar en su faena u oficio, preferentemente como lavanderas a domicilio.
El número de escuelas públicas de Málaga en 1909 es prácticamente el mismo al de primeros de siglo (dos graduadas, veintidós unitarias completas, dos incompletas, una mixta y otra de párvulos), sólo se crea una para cada sexo en la barriada de Churriana.
Es a partir de esa fecha cuando podemos decir que se inicia una política en favor de la enseñanza pública, contribuyendo a ello, por un lado, la entrada de concejales republicanos y socialistas en el ayuntamiento y, por otro, la aparición en esta capital de la figura del delegado Regio, puesto para el cual fue designado Narciso Díaz de Escovar, y de cuya gestión surgen importantes logros educativos.
Una muestra de ello es la moción presentada por la minoría republicana en la sesión de 8 de octubre de 1909, solicitando la conversión de las auxiliarías en escuelas independientes, en la práctica un desdoble de las mismas. La Junta local y la Comisión de Hacienda, en sendos informes, apoyan dicha moción, en la que se proponen las siguientes conclusiones:
1º El Ayuntamiento de Málaga debe solicitar del ministerio de Instrucción Pública la autorización necesaria para convertir las 22 auxiliarías de primera enseñanza en escuelas independientes, creándose así 11 escuelas de niños y 11 de niñas, a cargo de los actuales maestros y maestras auxiliares.
2°- En el presupuesto municipal para 1910 se incluyen los gastos para doce escuelas, seis para cada sexo, y en el de 1911 el de las restantes, hasta completar las 22.
Las escuelas creadas en virtud de la R.O. de 12 de enero de 1910, que autorizaba esos desdobles entran en funcionamiento a primeros de enero de 1911, y suponen un empuje importante a la configuración del mapa escolar de la capital, puesto que de las 22 escuelas unitarias situadas en el casco urbano en 1909 se pasa a 34, además de las otras seis repartidas en los anejos, dos de niñas (Churriana y Campanillas) y cuatro de niños (Churriana, Puerto de la Torre, Campanillas, Carretera de Colmenar (Sta. Amalia).
En Campanillas, en concreto, la primera escuela de la que se tiene noticia, en 1892, estaba ubicada en los portales de D. Jaime, y se denominaba Escuela Mixta de Campanillas. Por este local el Ayuntamiento de Málaga pagaba aproximadamente 700 pesetas anuales de alquiler. Además de esta escuela oficial había otras llevadas por maestros, familiares del párroco que en algunas ocasiones eran pagados por el Obispado y otras por el Ayuntamiento. En los núcleos dispersos como “La cuesta del Cerrao” en 1926 se abrió una escuela en un local propiedad de la familia Beltrán. Esta escuela se mantuvo abierta hasta 1956 y durante la II República fue colegio electoral.
En la relación de escuelas nacionales de 1914 aparecen las nuevas de niños y niñas creadas en la segunda fase del desdoble: en el caso de las primeras nos encontramos con la de S. Martín, S. Carlos, Sto.Cristo, S. Francisco de Paula y S. Manuel; y de las segundas tenemos a Ntra. Sra. de Gracia, Sta. Matilde, Ntra. Sra. del Pilar, Dulce Nombre y Sta. Elisa.
Esta acción permite, en sólo cinco años, desde 1909, duplicar el número de centros públicos, lo cual supone, entre otras ventajas, expandir la enseñanza a lugares donde antes no existe o está deficientemente implantada (Huelin, Churriana, Campanillas, La Pelusa, Jarazmín, La Trinidad, El Perchel o La Malagueta.
La gran realización escolar en esta época es la creación de la Escuela Graduada, el colegio que se llamaría Bergamín, proceso que se inicia el 4 de abril de 1913, fecha en fa que los concejales Adolfo Pérez Garcón y Diego Martin Rodríguez, presentan una moción en el Ayuntamiento en este sentido.
La novedad es que se trata de un edificio de nueva planta, construido expresamente para albergar el centro escolar, y en unos terrenos adquiridos por el Ayuntamiento exprofeso situados en la calle del Campillo. Habría que esperar hasta el 24 de enero de 1915 para que tuviera lugar la colocación de la primera piedra del edificio.
Hasta el final de la década de 1920 no se iniciaría la construcción de nuevas escuelas graduadas en la ciudad. Estas fueron el Grupo Escolar Cervantes, situado en la Alameda de Capuchinos, posiblemente en el solar que ocupa el Centro de Educación Permanente Bahía de Capuchinos , y el Grupo Escolar Giner de los Ríos, en el solar que ocupa actualmente el CEIP García Lorca en la calle Alemania. Ninguno de estos edificios perdura, posiblemente por la mala calidad de las construcciones.
La necesidad de escuelas en la capital llevó a adoptar la medida de instalar módulos provisionales en el barrio de Huelin. Se trataba de dos pabellones Docker, que por tanto son los antecedentes directos de las aulas prefabricadas tan utilizadas incluso en la actualidad como recurso para atender urgentes necesidades de escolarización.
Sin embargo, el colegio Bergamín no sería la primera iniciativa municipal en materia de construcción de escuelas, ya que algunos años antes se habían abordado proyectos interesantes que no se llegaron a materializar. Entre ellos destaca uno del arquitecto Gerónimo Cuervo de 1879. Tampoco vio la luz un proyecto de escuela situada en la Plaza de la Merced, realizado por el arquitecto Daniel Rubio en 1927.
Oficina Técnica para la Construcción de Escuelas
La Oficina Técnica para la Construcción de Escuelas, organismo dependiente de la Dirección de la Primera Enseñanza del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, aportó fondos para la construcción de algunas escuelas en la ciudad de Málaga, al igual que en otras localidades de la provincia.
La subvención más importante fue para el colegio Nuestra Señora del Carmen, inaugurado como Grupo Escolar Giner de los Ríos, situado en los terrenos ganado al río Guadalmedina junto a su desembocadura, en el solar del actual CEIP García Lorca, que ascendió a 120.000 pesetas en junio de 1931. El proyecto era del arquitecto municipal Daniel Rubio y fue inaugurado el 14 de abril de 1932. La construcción de la escuela María Auxiliadora, en la barriada del Palo recibió 30.000 pesetas en 1927 y posteriormente otras 24.000 en marzo de 1936 para su ampliación en dos grados, con un proyecto de Eduardo Esteve Monasterio.
La construcción de una escuela situada entre las calles Ortigosa y los Callejones recibió 40.000 pesetas en 1934 y la de la Escuela Jardín, actualmente Escuela de Educación Infantil Martiricos otras 9.000 en 1931. Este edificio, junto con el anterior, son los únicos centros educativos públicos que perviven de aquella época.
El proyecto más ambicioso, la Escuela Normal y las correspondientes Escuelas Anejas, que hubiera recibido una subvención de 1.256.988 pesetas que asumiría su coste total ya que el Ayuntamiento no aportaba nada a su financiación, no llegó a ejecutarse puesto que fue aprobado el 13 de julio de 1936. El estallido de la Guerra Civil hizo imposible su construcción.
¿Dónde estabas, Málaga? [@MalagaDonde]. (2022, August 31). Existe una confusión habitual entre la CASA CUNA y la GOTA DE LECHE ambas instituciones benéficas que compartían localización pero que eran dos organizaciones completamente diferenciadas. https://t.co/IStQAbp9eb [Tweet]. Twitter. https://twitter.com/MalagaDonde/status/1564896955016290306
Martín Zúñiga, F. (1990). El desarrollo de la instrucción pública en la Málaga de comienzos de siglo: contribución de Narciso Díaz Escovar desde la “Delegación regia de primera enseñanza” (1909-1923). Jábega, 68, 49–58. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=859521