Graduada Manzano Jiménez (Campillos)

Puesta en funcionamiento

h. 1930

Tipo de centro

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Sitio web

https://colegiomanzanojimenez.es/

Descripción

Vista lateral de la fachada

El proyecto de la escuela graduada Manzano Jiménez es del arquitecto de la Oficina Técnica para la Construcción de Escuelas Jorge Gallegos. Data del año 1926, y se trata de una escuela de cinco secciones de niños y otras tantas de niñas.

El presupuesto ascendió a 358.877 pesetas, de las cuales el Estado aportó el 80%, 257.101 pesetas, y el Ayuntamiento de Campillos las restantes 71.775 pesetas. En el edificio se encuentra actualmente ubicado el Ayuntamiento de la localidad.

El proyecto fue aprobado en 1928 por el Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes, mientras que la recepción definitiva de las obras tuvo lugar el 16 de noviembre de 1932.

Aunque en la web del colegio se afirma que fue inaugurado en el año 1928, parece poco probable dadas estas fechas, por lo que la puesta en servicio del edificio sería posiblemente más cercana a la última.

El nombre le viene al centro de D. Federico Manzano Jiménez, persona que donó los terrenos para la construcción del colegio, también primer maestro y director del mismo. Su nombramiento provisional como director tuvo lugar en mayo de 1936.

La distribución volumétrica del edificio en planta es completamente axial, con tres cuerpos rectangulares unidos por una ancha galería, que en si misma forma un cuarto cuerpo. El módulo central se retranquea en relación con los laterales.

El alzado desarrolla una clara idea monumental, con realce de los accesos laterales mediante pretil y pórtico adintelado frente al central de sencillos peldaños sin más ornamentación (el parasol es adición reciente).

El concepto general de la fachada es palaciego, forma que se entendía adecuada en el siglo XIX para los fines a los que se destinaba. A los elementos ya señalados se unen los arcos de ladrillo que cierran los vanos del piso superior con realce de la dovela central, así como los cierres-galería del cuerpo transversal.

Sin embargo, en la trasera, de perfil plano, el desarrollo se ha concebido serializando los vanos en grupos de tres calles: rectangular en el piso bajo y otro de medio punto con realce de la dovela central en el piso superior, repitiendo las formas de la fachada principal.

Cada grupo se separa por una falsa pilastra de ladrillo, enfoscándose en blanco el resto del muro. El aspecto recuerda a las antiguas basílicas romanas, lugar donde se impartía justicia, reforzando la idea de edificio destinado a centro magistral del conocimiento que se transmite desde arriba: el docto profesor conocedor de principios inmutables que dicta su sabiduría a legos dispuestos a recibirlas, siempre en pos de convertir a esos alumnos en futuros hombres virtuosos.

Además de los parámetros clásicos, se reviste de algunos elementos decorativos que lo definen también como una construcción historicista dentro de la corriente regionalista que por la forma en que se disponen los ladrillos nos recuerda a cierta arquitectura sevillana y cordobesa desarrollada por aquellos años, aunque aquí menos pretenciosa, sin duda, a causa de un presupuesto más ajustado, imposibilitando grandes lucimientos formales.

La introducción de grandes vanos que ahuecan decididamente el muro en cada uno de sus cuatro frentes, así como la potenciación de las líneas rectas y la ausencia de decoración, lo acercan al primer funcionalismo. Las enormes ventanas permiten la entrada masiva de luz al interior del edificio, lo airean y lo sanean.

Bibliografía

Imágenes

Documentos

Localización

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