Los jesuitas del colegio San Estanislao, a pesar de que su creación había sido una iniciativa decididamente burguesa, se preocuparon por la educación de los obreros, siguiendo el impulso del catolicismo social, apadrinando o promoviendo distintas iniciativas como escuelas dominicales y nocturnas y círculos católicos obreros.
Los marengos de El Palo por tanto no sólo recibieron obras de caridad, sino que al amparo del colegio, algunos jesuitas colaboraban con la parroquia e iniciaron un Círculo Católico Obrero en 1893 con escuela de adultos. Poco después, en 1905, en el recinto del propio colegio, se instaló una escuela para niños de la barriada, con entrada por la puerta de los Carros, que les resultaba familiar por ser el lugar de reparto de comidas y limosnas.
Con todo, el Instituto Católico de Estudios Técnicos (ICET) está relacionado con el colegio San Estanislao sobre todo a través de la figura del padre P. Antonio Ciganda. Éste había llegado a Málaga en la primavera de 1937, y al poco tiempo predicó una misión en la parroquia de El Palo, donde quedó impresionado por las carencias de los habitantes de la zona que vivían en cuevas o construcciones malsanas.
Los niños crecían desnutridos, marcados por el hambre y por el trabajo prematuro, y pensó que ese estado de cosas se debía a la falta de educación e instrucción. Los antiguos alumnos de San Estanislao reunidos en asamblea el 26 de septiembre de 1937 tomaron, entre otros acuerdos, el de crear un patronato para la enseñanza de los niños pobres de la barriada.
El P. Ciganda, con ese apoyo, consiguió que Rafael Marín cediera el local del Imperial Cinema, en la avenida de la Estación nº 1, donde comenzó una escuela el 8 de noviembre de 1937. Ciganda, y no por última vez, puso en práctica una de sus máximas preferidas “Haz lo que debas, aunque debas lo que hagas”.
Estos locales eran húmedos y malsanos, y sólo estaban prestados, por lo que Ciganda localizó al final de la calle Banda del Mar una atarazana abandonada, que había sido dedicada al negocio de la hilería para los barcos de esas playas. Tomó posesión de ella y consiguió que un enjambre de obreros transformara esa atarazana ruinosa en el primer edificio de las escuelas, que comenzaron allí el día de Reyes de 1938. La obra había recibido de las nuevas autoridades una subvención de 70.000 pesetas, y fue inaugurada según Diario Sur el 1 de mayo de 1938.
Acabada la Guerra Civil, el dueño de esa atarazana cedió la propiedad libre de todo gravamen a la dirección del grupo escolar o a quien legalmente la representara. Ciganda levantó un segundo piso, con una espaciosa azotea, modernizó el material escolar e instaló radio y micrófono con altavoces para el servicio de las clases. El nuevo edificio fue inaugurado solemnemente el 12 de octubre de 1939 y además de la escuela para niños, tenía una escuela nocturna para jóvenes trabajadores de 10 a 22 años.
En 1941 este grupo escolar fue reconocido como escuela nacional. La cantina escolar ofrecía comida a los alumnos dos veces al mes y el desayuno dominical, además de algunos alimentos para los necesitados. El comedor de Auxilio Social repartía comida diariamente para 80 niños. Se instaló un servicio meteorológico marítimo en la azotea, con pluviómetro, anemómetro, termómetros para temperatura máxima y mínima, barómetro, brújula, etc.
Detrás del grupo escolar, dejando un patio en medio, se construyó la “Escuela de Formación Profesional Obrera Nuestra Señora del Carmen” cuyos primeros alumnos llegaron el 12 de octubre de 1941, y fue reconocida oficialmente en 1942 como centro de “Orientación, Aprendizaje, Especialización y Perfeccionamiento Profesional”.
A falta de un currículo oficial de Formación Profesional (que no llegaría hasta el 31 de diciembre de 1943) elaboraron uno propio. Entretanto, se había conseguido permiso para levantar un segundo pabellón en un solar donde había varias concesiones temporales de casetas para guardar enseres de pesca.
Así, el 3 de noviembre de 1944 fueron inauguradas oficialmente las Escuelas Profesionales que tomaron el nombre de “Instituto Católico de Estudios Técnicos” (ICET). El P. Serna en 1954 construyó un nuevo pabellón en el solar de los antiguos talleres.
Para completar el complejo educativo se edificó un internado en un terreno de la Compañía de Jesús con la financiación del Servicio de Reaseguro (1946-1968), para acoger a huérfanos por accidentes de trabajo.
Después de la época de esplendor le llegó una crisis que hizo que en 1967 se encargara a una comisión que estudiara la fusión ICET con la Escuela San José lo que no se llegó a hacer del todo, pero se acordó con el Reaseguro cerrar el internado al final del curso 1967-68, recolocando a los residentes. También se clausuró la pequeña comunidad de jesuitas que había existido desde 1953 así como la Formación Profesional, distribuyendo sus alumnos en centros de SAFA y en el de San José, en Málaga, al igual que la maquinaria.
El curso 1968-69 comenzó sólo con 400 alumnos de Primaria y al curso siguiente el ICET se integró en SA FA como centro concertado, si bien desde ese mismo año 1969-70 comenzó a resucitar al impartirse de nuevo la Formación Profesional.
Para posibilitar una futura expansión al ICET, la Compañía de Jesús había adquirido unos terrenos en El Palo, en una parte de los cuales se construyó el estadio deportivo San Ignacio en 1953, siendo arrendada otra parte en 1974 a la Autoescuela Gallardo. Aunque la propietaria era la Compañía de Jesús, se había generado la opinión de que aquello era del barrio por lo que cualquier intento para recuperarlo se veía difícil e impopular.