El origen de esta institución asistencial se debió a Trinidad Grund, dama de la burguesía malagueña del siglo XIX, casada con Manuel Agustín Heredia Livermore, hija de Federico Grund, cónsul de Prusia en Sevilla, y nieta de Jorge Federico Grund de Hamburgo. Fue una persona familiarmente desgraciada, pues pronto perdió a su esposo –que se suicidó en una cacería en Motril–, a su hijo Manuel –en una operación quirúrgica– y a sus dos hijas –en el naufragio del vapor familiar “Miño” en el Estrecho de Gibraltar–, del que ella resultó superviviente.
El próspero industrial malagueño dejó escrito en su testamento el deseo de destinar un dinero para crear una escuela en la que pudieran formarse los obreros, los hijos de estos y sus viudas.
Consecuencia de tanto infortunio fue la decisión de llevar a cabo los deseos de su esposo, Manuel Agustín Heredia, de levantar un asilo y escuela –al que puso el nombre de San Manuel en recuerdo de su esposo e hijo fallecidos –para los obreros, viudas y niños necesitados del barrio obrero de El Bulto.
La institución se inauguró en 1852, haciéndose cargo de ella al principio unas damas de la burguesía, si bien Trinidad Grund no estaba satisfecha con los resultados. Entonces reclamó ayuda a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul de París, de donde vinieron tres monjas a gestionar el centro. Una de ellas, sor Lequette, estuvo casi cincuenta años al frente de la casa.
La viuda de Manuel Heredia abrió el centro en época de máxima pobreza. Las juntas de beneficencia no daban abasto para atender tanta miseria. Así, la caridad privada, organizada en distintas asociaciones, ejercía de benefactora de la población más pobre.
Con la llegada de las Hijas de la Caridad, la obra se amplió: se creó un obrador externo, y el 2 de julio de 1859 una clase de niñas y un parvulario de niños. Más tarde se formó un internado para huérfanos de padre y madre hasta los 21 años. Posteriormente se organizó un lavadero y un planchador para las mujeres desempleadas.
Durante 25 años se mantuvo el asilo con cierto confort, dentro de la sencillez, pero, al verse mermados los bienes de Trinidad Grund, comenzó a decaer. A partir de 1880 se mantuvo con limosnas esporádicas y el trabajo de los niños y jóvenes asilados, especialmente «riquísimos y valiosos encajes de Bruselas, para la enseñanza de los que vino costeada por la fundadora una maestra belga». En el colegio, a fines del XIX, las Hijas de la Caridad, educaban a 75 internas huérfanas, 220 externas y 240 párvulos de ambos sexos.
A trancas y barrancas fue sobreviviendo este centro social multiuso. En 1925 pasó los terrenos a propiedad de la sociedad anónima Azucarera Larios, como pago de un crédito que adeudaba la familia Heredia. No obstante, los nuevos dueños cedieron gratuitamente las instalaciones a la Congregación de las Hijas de la Caridad mientras mantenga la actividad docente.
El templo adosado al colegio se levantó en 1922 y es obra del arquitecto Fernando Guerrero Strachan, Con fecha 21 de febrero de 1922 la Superiora de la comunidad Sor Danielle (?) solicitó –con firma del propio arquitecto – se le concediese autorización para las obras de reforma del asilo y construcción de la capilla “cuya construcción venimos persiguiendo desde hace gran número de años”. La solicitud va acompañada de los planos de la capilla fechados el 15 de febrero del mismo año. Previo pago de los derechos se expidió la licencia de obras en sesión de 5 de abril de 1922.
Esta capilla debió sufrir los mismos daños que otras instituciones religiosas malagueñas en la Segunda República y primeros meses de la Guerra Civil, pues en la capilla existe una lápida que dice: “En el año MCMXXXVI se reconstruyó esta capilla por donación de los Excmos. Señores Marqueses de Larios”.
En los años sesenta y principios de los setenta, el colegio albergaba un internado para huérfanas de mineros de reaseguros. Con la llegada de la ley de 1970, se llevaría a cabo la conversión del centro en un colegio de EGB, y en 1990 se transformaría para adaptarse a las exigencias de la Logse.
La iglesia
El edificio es funcional, únicamente destaca la fachada del templo por su diseño historicista. Se divide en tres calles, la central más ancha con la portada, donde se recurre a elementos góticos como el arco ojival, molduras de arquillos ciegos polilobulados, un rosetón y el perfil del hastial decorado con crestería.
Las estrechas calles laterales completan la evocación gótica con el uso de pináculos y vanos alancetados. Rompen con el diseño neogótico dos elementos que evocan el mudéjar y que son los protagonistas: el tejaroz que protege la portada y las espadañas laterales, donde se recurre al uso de teja y volado alero sobre zapatas. En las espadañas, el vano se abre con forma de arco de herradura apuntado, decorando sus enjutas con azulejo. Al templo se puede acceder desde la calle por la fachada principal y desde el patio del colegio por el lateral del evangelio, donde sobresale el cuerpo de la nave reforzado con contrafuertes, en el que se abren vanos ojivales muy apuntados.
En el más sencillo neogótico se plantea su interior, repitiendo el esquema de otras capillas como la del colegio la Goleta o el de Adoratrices. Las bóvedas de crucería y los haces de columnas de capiteles historiados definen el estilo junto a las vidrieras ojivales. La cabecera, de planta poligonal y delimitada por un somero arco triunfal que descansa sobre pilares, se cubre con media bóveda estrellada de abultados plementos. A los pies se eleva el coro sobre un artesonado y protegido por un pretil calado de obra, iluminado por el rosetón que recuerda, a través del símbolo del pelícano, la crucifixión y el sacrificio de Cristo.
El resto de las vidrieras se decoran con motivos que producen un efecto caleidoscópico, excepto las de la cabecera, en las que se relatan momentos vividos por la comunidad, sin faltar sus fundadores, san Vicente de Paúl y Luisa de Marillac.
Sanchidrián Blanco, C. (2017). La Iglesia y la educación de la mujer en Málaga durante la Restauración (1874-1902). In J.-R. Aymes, È.-M. Fell, & J.-L. Guereña (Eds.), École et Église en Espagne et en Amérique Latine : Aspects idéologiques et institutionnels (pp. 375–390). Presses universitaires François-Rabelais. http://books.openedition.org/pufr/5360